sábado, 12 de mayo de 2012

ELOGIO DE LA DISTRACCION





En el jardín virtual hay hojas indefensas
súbitos brotes de la  distracción.

veo sombras, nubes, pájaros
solitarios,
azul...y
formas de la muerte que ya esperan nacer.

Aherrojada la paloma del espíritu,... atónita
se demora en su vuelo
y disemina en los planos
del jardín su escándalo y zureo

despierta al demonio de la siesta
de mi carne

y mis ojos se arrastran
sobre el brillo inmortal de los muebles
y la dulzura
imaginaria del balcón
aterrado por domingos siniestros

Todo fluye de la improvisación:

acaso somos sólo un murmullo  de seres
dispersos en los húmedo infiernos del jardín...,
dibujados por el error /cortos destellos de un cristal estallado…

Jaulas



Alguien hizo los nudos que me cierran la sangre,
sobre la sombra absurda de las cosas y
en el borde de tu cuchillo de tiempo...
alguien puso esta jaula donde come mi imagen
lastimoso animal
soñada fiera...

y toda nuestra casa se llena de visitas
que beben y que ríen y burlan cada gesto
de este ser enjaulado
y su  voz no se oye
-su gesto
su misterio...apenas
una traza-
en los espejos del deseo,
donde crece la historia su nervadura real...

que todo va perdiéndose entre las sombras de sus agrios cuerpos

y acaso yo los miro
también desde lo opuesto

como si viera rostros
      de una historia infinita

Este es el fin de la visita a los santos lugares:
cuando un desorden de melaza
      ata  la vida y el olvido y la fiera y el horror de los transeúntes.
En la distracción, alguien hurta los víveres
y se enajena el mundo: la leve certidumbre de morir y de ser...


Estaba atado a la escritura, aherrojado


Se cortó toda huída, estaba atado
por  el  hedor sin tregua de los días
por gravedad de sangre y parentesco
con las cosas más turbias, que son todas,
por la forma y el tiempo, lo insensato...

Nunca escribió un mensaje o hizo mapas
que sitiaran sus sitio de derrota
que sumaran las cuentas del vacío,
los nudos de una red que él solo viera...

Algunos creen que existió y que vive,
inane entre las cosas, como cosa,
sin nombre ni herida donde irse

y es sólo mal y asombro, siendo, estando, deleitando...puro

Ahora miente formas de sonetos falsos y de
mal contados versos
contrahechos

Una escena teatral


Estalla ya la hoguera en el invierno, en la casa
del monte solitario, donde quemo rastrojos de los ojos y
y huesos de los árboles malditos; con una erguida flama
de amor imbécil y de vino bueno...

La luz atrae al enemigo de las dulces fauces
y todo se lo come, hasta las sábanas,
de la casa abierta y desarmada....

y el viento nos sostiene por un instante eterno
comensales sobre el mantel vacío de la tierra...

Estallan en los dientes las cebollas y unos ajos tristísimos de niebla

¿Es que no viene nadie a dialogar y herirme y besarme y
amarme con su carne...?
¡ esta fastuosa escena que se apaga
necesita fastuosos figurantes...!

Esta postrera cena no es un rito ni una sutil metáfora;
afuera de la casa la tormenta
es todo lo que resta

ha muerto el día...

y la tinta está seca.

©CARLOSMAMONDE       

miércoles, 18 de enero de 2012




Libro de Jasón



[fragmento  séptimo]

Cuando consigue la máxima apertura  (sin piedad) de pupilas, al occidente
otea, husmea, perro del agua sucia, abandono de la carne, perdido dibujo de los sueños
y procura el silencio banal, la no palabra del olvido,  la música del árbol mutilado

se asegura -con afilado cuchillo abriendo los planos de ese goce- del fluir
del naufragio, todo extravío, la música del árbol que lo aturde.

Y silencio del tiempo ya castrado.

Y se sumerge.

Y traga el agua que le niega oxígeno…como toda tu sombra que se iza del lecho.



[fragmento  sexagésimo primero ]

Bajando a lo profundo donde lo humano es alga es onda fugaz es gota a gota…
ve alejarse su nave hacia un puerto de miedo.
Donde Argos encalla y acepta su destino. Y piensa la madera: he perdido las velas, mi carenado es cáncer y él se ha sumergido
en el tiempo exacto de morir.
Quiero ser lodo…un pecio apenas, una mancha de óxido en el dolor del agua.

Sobre todas las costas se han cariado los sueños. La ceniza
enamora paladar de guerreros y la ira de muertos…
y finge neblinas al oro inefable del azar y certeza de los eternos reyes.

Nadie habrá de comer ni habrá la espera del sosiego o
del desasosiego. La mañana no hace coito con la tarde roja.
Chisporrotean las ciudades como una nube de insectos inconcientes…
El lienzo de la nube y la luna se pudren….resbalan sobre un río negro
que atraviesa las agujas del mar.  La tormenta es lo seco. Lo absoluto tiempo.

Veo abrirse el paño de las genealogías.

He llegado a la precisa fuente. A la pregunta de infinitos dedos sucios
Que teje cada nudo. Y teje el ya postrero.

©carlosmamonde
Una lectura política de Hölderlin


1.

“Il tempo fa passare l’amore e l’ amore fa passare il tempo”
canta el débil juglar en la ribera del todo tiempo sido y aún lo porvenir, que se oculta en lo ciego de la Estigia...

¿Mejor leer, acaso, que pretender un texto de ardua letra, de vanidosa espuma aherrojada?
conjeturó otro Ciego en quien todos pensamos…

Y en la segunda década del segundo Milenio, esta carne de
melancolía que me vive…
repite los destinos del poema;
cuando toda carne y toda la belleza
y aún el alma de la luz ya es mercancía…
bajo las garras del ángel
de Paul Klee…

……………………………………………………………………….



Como suele, Carlos Mamonde lee con unción a Hölderlin…
como suele este ‘quidam’,
como puede este nadie…
Y lee aquellos himnos del ’Hyperión’ que al negro bosque  vuelven,
a su intemperie  vuelven,
a su promesa de extravío y de espejo vuelven,
en el viento de fuego…

Y dice Carlos la pregunta de su miedo (de Hölderlin):

“¿Para qué poetas en tiempos de penurias?”,
nos interroga Johan Friedrich


¡Para cantar la huída de los dioses!...
le grita la oculta fiera, le grita el que susurra
¡para cantar la ira…!




2.

Que en las horas de errancia, de la eclipse de ausencia, los dioses han     huido…
Apolo, Venus,  Dionisos, abandonaron el mundo;


Desde entonces el día de lo humano camina a su extinción,
en la noche, en Occidente, en la casa de Occisos...

¡Ya el dios no reúne al macho ni a la hembra, al calor de su boca…

(…estamos a la sombra de la lengua germana, música de Bach y de tormenta y trueno, donde Hölderlin canta la exaltación del mundo, lo inestable del día, el amor paradójico, el ‘Trauerspielle’ que llora el duelo de todo lo perdido…de la sombra que huye, de tu cuerpo ya frío -y tan amado-…del pezón que no mana, del mundo desfondado…del camino al ‘Occissos’, la Casa de la Muerte del Sol, más allá de la promesa de las manzanas de oro, desvelo de los Argonautas…)

Lejos de Apolo, de Venus, de Dionisos…la fuga de Jasón más allá del deseo…
/semidioses y dioses sin religión/ ni adoración ni templos, sin curas y sin sinecuras… sin sinagoga ni mezquita/ sin papas ni papisas ni teólogos…/

Los dioses que han huido convocaban la tribu…
amaban el pecado y el coito más intenso…

[y encendían hogueras del sentido, donde
ardieron los justos,
los beatos;
los mercaderes,
los sepulcros blanqueados…]



3.

Y a la orilla del río me tumba un agrio sueño, pálido, mortal,
sucio el pitón…la greña negra…
y sueño que  la Historia, se ha apagado y ya caduca, en su pánico y  su pena…
y es el tiempo de la errancia y la indigencia…

¡Es tan pobre ya el Mundo, que ya nadie echa en falta los dioses de su primera mañana amanecida!
(Ni siquiera esa falta es fisura y carencia….
para quienes habitamos el vacío del afecto)



4.

El día de la penuria sale lento del alba…
y le falta el suelo y el abismo
donde precipitarse…


Sólo resta el crepúsculo…
el que no será leve…
el de muy lento abismo, el real y duro…
El de la tiranía…el de la cosa


Largo es el tiempo…
pero acontece lo verdadero...


¿Perderemos el aura, el ser amenazado por lo ávido…
la investidura humana de la cosa…
la brizna de lo bueno?
¿Perderemos al Otro….
reducido a semblante?


¡Ay!… ¿dónde anclar el cuerpo cuando la lluvia cale?
¡Ay!… ¿dónde apoyar la sombra herida?


¿Dónde ya no ser síntoma ni pálido semblante?




5.

Momento de lo final, hiel de lo perecedero y desfondado…
fluencia del dolor, melancolía y ese pavor
pueril
que lo avergüenza todo…

Transcurso sordo de la consumación…
trivialidad virtual…
y el vernos de rodillas ante un relato imbécil…
el balbuceo que repite el desvanecimiento del sujeto y fiesta de la materia, el monólogo de los idiotas del poder y la furia…


¿Parece que esta época se coronará de angustia?

¿Y el ser será un interrogante…ahogándose en lo líquido
y lo estólido?


6.

Pero escucho –entonces- desde el tesón de Marx:
“todo lo sólido se desvanecerá en el aire por la presión de la mercancía”…
y su voz me despierta, herido y aterido en la ribera de la muerte:

¡Hay que soportar al abismo; como se soporta a un síntoma….!


Apenas un instante hesita…
y el poeta despierta…
y se revuelve contra el fin de la Historia…
contra lo naif que corrompe, contra  leyendas del Apocalipsis...
y orina su caliente ira sobre lo óseo de la metafísica…
y la maldice como al fantasma de Hamlet…


7.

¿Qué? ¿Se consuma el tiempo del idealismo?…
ese tiempo burgués que está en el tiempo pero consuma y congela al Tiempo…

Sólo resta el desprecio.
Y la esperanza de extinción de los insectos infinitesimales.





8.

Pero, siempre,  en toda crisis, el poeta restaura el habla de la tribu…
si acompaña el Deseo  y…
si escupimos al  vértigo y abismo de sus dioses de odio….

Porque ellos ya  no pueden sostener a sus ídolos.
Ya no pueden ellos sostener plegaria alguna.
Ya no pueden ellos sostener ningún sujeto.
Ya no pueden ellos sostener ningún saber.
Ya no pueden ellos sostener certidumbre de lo depredado.

De la consumación Sólo Se Sale Por Arriba…
izados por la poesía, sutil  cadena de oro con que soñara Nietzsche…
/la escala de los poetas para bajar al abismo y renacer en el diamante del alba…/

Pero en el tiempo de lo humano  vuelve la música de la pregunta de Hölderlin:
“¿para qué poetas en tiempos de penurias?”.

¡¡Para seguir el rastro el rastro de los dioses huidos!!
 Responden los poetas; calzado el pie ligero,
 lleno el carcaj de venablos de  luz…

¡Para cazar un dios que supiese bailar!
Responden todos.
Para mirar al rastro de los dioses huidos que supiesen bailar…

Y mi corazón se iza desde el sucio humedal de la Estigia…
y husmeo el rastro del bailar de un dios que huido fuese…
pero que  aún fornica y canta.
Ama.

Y eternamente canta…
como sólo un poeta
loco puede…y  canta y
la canción de su espíritu lo despierta y embriaga
allí,
en su calcinado oído de plenitud mortal,
de plenitud moral.

En su texto de estrellas,
de mares insepultos,
de besos incandescentes…


Largamente muerto y replegado en sí mismo
mi corazón saluda
la belleza del Mundo.

(c)carlosmamonde. Madrid, enero 2012.